SIGUEME EN TWITTER

miércoles, 7 de abril de 2010

Ya sabemos que todo es negocio...

Leía hoy una crítica al negocio que se esconde tras las campañas de petición de ayudas para los que por desgracia han sufrido algún tipo de catástrofe natural o bien para aquellos que por culpa de las desigualdades del mundo sufren también las miserias de la pobreza, enfermedades, etc. con las que desafortunadamente tenemos que convivir.

¿Qué convierte ciertas catástrofes en noticia? Obviamente, lo que nos llega es lo que otros deciden que nos llegue, por ejemplo, todos nos sentimos predispuestos a ayudar a los afectados del terremoto de Haití, noticia que supimos porque salió en televisión o leímos en periódicos o internet. Vivimos actualmente en una sociedad de información, pero esa información aún está monopolizada por las agencias de noticias que, como es natural, operan bajo intereses particulares o, en el caso de las estatales, del gobierno de turno. Así pues, si el mismo día del terremoto de Haití, que causó más de 200 mil muertos, hubiese habido un atentado terrorista que hubiera causado la muerte del presidente de algún país desarrollado (Estados Unidos, Inglaterra, Francia, etc.) lo más seguro es que la información que hubiesemos recibido sobre Haití hubiese sido infinitamente escasa.

Quien piense que no, debería ver la situación actual, cada día siguen muriendo personas como consecuencia de este desastre natural, pero su situación informativa apenas es relevante ahora y eso que sólo han transcurrido unos tres meses desde que ocurrió. Cualquiera de ustedes puede sentarse a ver el noticiero de hoy y ya me dirá si dicen algo sobre Haití. ¿Por qué pues el terremoto en Chile, con menos de mil muertos, dejó tantos titulares como el de Haití? ¿No será acaso que Chile, como país más desarrollado de latinoamérica, posee mejores agencias de noticias que Haití? ¿Hace cuanto, hipotético lector, no habías pensado en Haití y hace cuánto en Chile? Porque, si bien como soy chileno y por lo tanto es natural que la tragedia chilena me toque más cercana, sólo hace un par de días escuché alguna noticia relacionada con el terremoto chileno (recuerdo que vivo en España y no tomo en consideración las noticias que veo en internet en páginas chilenas, naturalmente), pero hace mucho tiempo que no escucho nada sobre Haití, y eso que la gente de allí sigue sufriendo, quizás más que antes ahora que llegarán los huracanes caribeños.

Así pues, ahora tenemos un tipo de personas que escriben en internet, ya que es fácil escribir aquí, a los que podríamos llamar "los anti-todo", esos que se empeñan en convertir, eso sí, aportando pruebas grandilocuentes y de gran credibilidad, toda campaña de ayuda por parte de los poderosos (léase gobiernos, grandes empresas y famoseo) en afanes interesados destinados a lucrar a unos pocos.

La gente no es estúpida, todos sabemos que Don Francisco no hace teletones porque sea sor Teresa de Calcuta, sabemos que los de la Cola de turno o del gran almacén o de la cadena de hamburguesas que cooperan con algúnos miles de Euros no lo hacen porque sean la beneficencia, todos sabemos que el gobierno de turno no puede salir y decir "La economía está muy mal y por eso no vamos a ayudar a ese país". Muchos leemos sobre los poco claros negocios de tal o cual ONG. Sabemos que cuando alguna iglesia o secta ayuda es con afan proselitista y si hiciéramos cálculos sobre la cantidad aportada que sale que se ha hecho y luego viéramos lo que se hizo con tanto millón no nos saldrían las cuentas.

Entonces, los lectores de esa gente deciden hacer lo que incluso cualquiera de nosotros piensa cuando leemos el párrafo anterior, no ayudar, total, para que se lo lleven cuatro gatos. Y nos quedamos tan a gusto, sin autoexaminarnos.

Piensa sinceramente, ¿Iría yo a ayudar a algun país necesitado que no saliera en las noticias? Es decir, mientras todos hablan de Haití o Chile ¿Iríamos, pagando de nuestro propio bolsillo, a ayudar a la gente de Somalía, de las calles de la India, de las selvas peruanas, de los vertederos bolivianos, de las minas chinas, etc.?

Y con esto quiero decir que realmente es responsabilidad nuestra enterarnos de cómo ayudar de la mejor manera, tenemos que ser realistas, es obvio que un fulano megafamoso saca dinero por mostrar su cara en alguna campaña de ayuda, pero también es cierto que ese fulano movilizará a más personas que un tipo anónimo, es cierto que la multinacional de bebidas de Cola saca un montón de ayudas fiscales por ayudar en las causas humanitarias, pero también es cierto que si no lo hiciera seguramente sus contables sabrían conseguir esas mismas ayudas de otras maneras, así que mejor que lo hagan ayudando a los necesitados. Sabemos también que los gobiernos esperan obtener réditos electorales cuando hacen cualquier cosa, así que mejor que lo hagan ayudando a los necesitados en vez de inagurando una estatua de cientos de miles de euros.

Y no olvidemos también que por esa razón esa gente ayuda a aquellos que son noticia, que la noticia la hacen los de las agencias, pero que somos nosotros quienes nos olvidamos de los que no son noticia. Además, que si bien es cierto mucho de nuestro dinero va a ir a parar a los bolsillos de algunos, esos algunos deberán justificar que por lo menos a alguien han ayudado y que por lo tanto nuestra ayuda no es en vano. No nos dejemos llevar por la desidia de pensar que como todo es negocio no debemos ayudar.

Por eso, para terminar, yo invito a cada persona a investigar a los que ayudan, ver quién es el menos malo y cooperar dentro de las posibilidades de cada uno. Y, si después de investigar, concluyes que son todos muy malos, compra unas cuantas piezas de pan, ponles algo de mortadela y llévaselas a los mendigos de la calle (porque si les das dinero, quizás pienses que se lo gastan en alcohol).