Hace algunos días, alguien me preguntaba por qué no celebro las fiestas como la Navidad, Halloween, cumpleaños, etc. Cuando le contesté que dichas fiestas tenían un origen no cristiano, me preguntó "¿Qué mas da?"
Y es una pregunta interesante: ¿Qué mas da?
Al fin y al cabo, nadie invoca brujas en Halloween, nadie piensa en el dios Sol por navidades y nadie manda cortar cabezas en los cumpleaños.
Hablando sobre el totalitarismo, el autor Antxón Sarasqueta, en un artículo en "La Gaceta de los Negocios" (Y que el autor reproduce en su página personal http://www.sarasqueta.com/articulo.php?id=464), comenta:
El totalitarismo siempre trata de utilizar la imagen de nuevas etiquetas culturales y políticas para ganar terreno impregnando la sociedad de modas, conceptos, y leyes, que conformen un modelo social y político que le garantice el dominio, y por tanto el poder.
En otras palabras, alineamiento social.
El ser humano está hecho para ser libre, sin embargo, la propia libertad humana está siendo utilizada por la masa social para crear uniformidad social, y al hablar de las masas, obviamente hablamos de los medios que controlan las masas, esto es, lo que un Testigo de Jehová como yo llamaría "el sistema de cosas" y cualquier persona podría identificar como "el sistema mundial". En cualquier caso, podríamos diferir entre si quien controla el mundo es un grupo de presión o "lobby", o bien un ente espiritual como el Diablo, sin embargo, el fin perseguido es exactamente el mismo: El control del ser humano.
Conviene preguntarse: ¿Es usted cristiano? ¿No? Entonces ¿Por qué gastarse cantidades inmorales de dinero en comida y regalos por Navidad?
¿No puede usted ver a su familia cualquier fin de semana y compartir con ellos? ¿Por qué precisamente en Navidad?
"No tiene importancia", me dicen. Y a mis hijos, les dicen "Qué pena que tu papá no los deje ir a los cumpleaños". Y, menos mal, mis hijos son más sensatos porque saben que, si ellos quieren, pueden ir a los cumpleaños que quieran, sin embargo, saben también que cuando la gente siente pena porque alguien no celebra la Navidad, o los cumpleaños, lo cierto es que esa gente tiene pena porque no seas como ellos. Lo triste es que la gente desea la libertad de hacer lo mismo que los demás.
Cuando la gente te mira, te ve como si el raro fuera uno, así de absurdo, es como si cuando un soldado está en medio de una formación, sintiera pena por aquellos que no están uniformados.
Obviamente, la libertad también puede ocuparse para ser igual que los demás. Sin embargo, ¿Qué sentido tiene esperar a carnaval o a Halloween para poder ponerse un disfraz? ¿No puede uno disfrazarse un día cualquiera?
La respuesta: No, no puedes, porque entonces la gente pensaría ¿De qué va este? ¿Ya llegó el carnaval? Y todo porque no estás alineado con la masa social.
¿Qué nos distingue entonces de los demás? Nada, porque celebramos las mismas fiestas, de la misma manera y no nos importa pagar 100 Euros por un juguete en Navidad cuando un par de días después llegan las rebajas y valdrá 50. Incluso hay gente que paga miles de Euros por un plato de mariscos que bajan a un diez por ciento de su precio el 2 de Enero. Esto, el que lo lee, lo encontrará totalmente lógico, pero el 25 de Diciembre seguramente estará comiendo unas gambas al doble de precio como si no pudieran comerlas cualquier otro día.
En definitiva, agradezco el hecho de que llegue Diciembre y no me preocupa que sea 5 o 25, y el 31 de enero quizás no coma tarta, pero le diré a mi mujer que me haga una mañana, sólo porque me apetece. Y a mis hijos les diré que si prefieren un juguete el día de los reyes magos (Que ni eran reyes ni eran magos y ni siquiera eran tres) o bien prefieren que, como hemos hecho siempre, les regalemos varias cosas en cualquier momento del año en que mi economía lo permita.
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