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miércoles, 14 de noviembre de 2012

Orar por otros


Este artículo en particular estaba dirigido a un grupo de evangélicos que consultaron mi opinión sobre la práctica  evangélica de ofrecerse a orar por otras personas. Estaba basado en otro escrito mío anterior sobre el mismo tema:

"Sin embargo yo les digo: Continúen amando a sus 
enemigos y orando por los que los persiguen" (Mateo 5:44)
"Por lo tanto, confiesen abiertamente sus pecados unos a 
otros y oren unos por otros, para que sean sanados.
 El ruego del hombre justo, cuando está en acción, 
tiene mucho vigor". (Santiago 5:16)
Muchas veces vemos que este mundo impío y cruel ataca sin piedad al ser humano, vemos que la guerra, el hambre, las enfermedades, los desastres naturales y la propia acción de hombres inmorales o sin escrúpulos hacen que el sufrimiento sea usual en los noticiarios y en la misma vida cotidiana. Los cristianos no escapamos a ello, por eso, es importante recordar el poder de la oración por otros, y la forma de hacerlo.
¿Es impropio orar por los demás? Por supuesto que no, vemos muchos ejemplos bíblicos en los cuales los siervos fieles oraban en favor de sus hermanos o incluso por aquellos que no lo eran. Pero claro ¿Qué es la oración? El libro "Perspicacia" nos dice: "La Oración conlleva devoción, confianza, respeto y un sentido de dependencia de aquel a quien se dirige la oración. Las diversas palabras hebreas y griegas relacionadas con la oración transmiten ideas tales como pedir, solicitar, rogar, suplicar, instar con ruegos, implorar, buscar, inquirir, así como alabar, dar gracias y bendecir." Esto pues, nos da una idea de lo que debemos intentar buscar en la oración y los motivos por los cuales debemos hacerlo.
Hace poco, en nuestro foro hubo una discusión acerca de un tema abierto a propósito de orar por otros. ¿Qué motivó dicha discusión? Pues un entendimiento equivocado sobre cómo orar por los demás. Jesús nos dijo:
"También, cuando oren, no deben ser como los hipócritas; porque a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de los caminos anchos para ser vistos de los hombres. En verdad les digo: Ellos ya disfrutan de su galardon completo. Tú, sin embargo, cuando ores, entra en tu cuarto privado y, después de cerrar tu puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto, entonces tu Padre que mira en secreto te lo pagará." (Mateo 6:5,6)
Vemos aquí algo muy importante que debemos recordar cuando oremos: La oración no debe dar pie a una ostentación innecesaria o imprudente. Además, cuando nos dirigimos a Jehová de forma personal (Ya que nunca debemos confundirlo con la oración colectiva que se hace en las reuniones o en representación de nuestra familia al comer por ejemplo) debemos hacerlo en privado, presisamente para evitar dar una impresión equivocada de nuestra oración. Por ello, el error cometido aquí, en nuestro foro, no es el deseo de orar por otros, es el hacerlo de forma pública, primeramente.
Además, aunque es correcto orar por otros, es importante hacerlo de corazón. ¿Qué implica pues el ofrecernos a orar por otros? Pues que perdemos la iniciativa y la pierden los demás, es importante recordar que la oración debe nacernos del corazón y elevarse a Jehová, si nos "ofresemos" a orar por otros, estamos convirtiéndonos en "mediadores" entre aquellos a quienes nos ofrecemos y Dios, usurpando el puesto de Jesús, quien es el único mediador entre Jehová y la humanidad. Además, el hecho de "ofrecernos" a orar por otros, implica el reconocimiento implícito por nuestra parte de nuestra propia justicia, lo cual ninguno de nosotros está en posición de hacer, ya que Jehová es quien ve nuestro corazón.
¿Quiere decir esto que es impropio orar por los demás? Por supuesto que no, los textos citados en el encabezamiento son clara muestra de lo apropiado que es orar por los hermanos cristianos e incluso por aquellos que son "enemigos" nuestros. Lo importante es tener claro que nuestra oración debe ser sincera y nacer de nuestro corazón.
Hay hermanos que visitan a familias que se encuentran con penurias, ya sea de forma económica o por accidente de alguno de sus miembros, por alguna calamidad, o enfermedades, etc. O incluso hermanos los cuales saben de esta situación. ¿Cómo ayudan nuestras oraciones? Pues mucho, sabemos que Jehová nos oye, y que el clamor intenso de sus siervos en ningún caso quedará sin respuesta. Podemos orar y debemos orar por aquellos que sufren, ya que Jehová sin falta escuchará nuestras peticiones y ayudará al que lo busca.
Es importante ser específico, ya que muchos de nosotros a veces caemos en el error de decir, por ejemplo, "y ayuda, Jehová, a los hermanos que sufren..." y pasamos a otra cosa. Y aunque esto no es impropio, sí es bueno que seamos específicos, esto es, que si sabemos que tal persona está enferma, oremos por ella, que oremos por aquellos hermanos de tal o cual país que están sufriendo persecusión, que oremos por aquellos que sepamos que están sin trabajo, que oremos porque tal hermanito vuelva a estar firme en la fé, como ven, siempre podemos ser específicos al orar.
Lo importante de la oración, es que exprese aquello que tenemos en nuestro corazón. Seamos sinceros, todos somos imperfectos y tenemos roces entre nosotros lo cual puede hacer que no nos sintamos especialmente inclinados a orar por tal o cual persona. ¿Deberíamos orar a Jehová sólo por "compromiso"? Jesús, previendo esto, nos explicó que cuando tuvieramos algo en contra de un hermano, dejáramos nuestra ofrenda, en este caso la oración, y arreglásemos nuestras diferencias con el hermano. En conformidad con esto, en vez de orar por alguien de forma forzada y sin realmente sentirlo de corazón, es bueno que pidamos ayuda a Jehová para solucionar con nuestro hermano las diferencias, pidiéndo humildad para reconocer, en caso de ser necesario, nuestros errores, o para pedir más fluidez en nuestro razonamiento para que el hermano vea los suyos, en caso también de ser así. Por lo tanto, es importante no forzarnos a orar sin sentir, antes bien, debemos orar con fe y la oración debe expresar lo que hay en nuestro corazón.
Vemos que cuando los hermanos oran por otros, no lo hacen de forma ostentosa, ya que su finalidad no es que otros sepan que están orando por ellos. Sin embargo, hay veces en que orar en compañía de aquél quien es objeto de nuestra oración puede causar mucho bienestar en esta persona. De ahí que distingamos entre orar por alguien y orar con alguien. Orar por alguien siempre debe ser en privado, porque la propia privacidad de nuestras oraciones es muestra de que realmente estamos interesados en la persona, cuando oramos por alguien de forma pública, lo hacemos con afán de ostentación y la oración sincera se pierde por la oración interesada. El orar con alguien, es cuando hacemos una oración en representación de un hermano o grupo de hermanos, estando ellos presente, y pudiendo ellos luego aprobar nuestra oración con un "Amén" final. Es importante diferenciar esto, el orar por otros y el orar en representación por otros, ya que cuando hacemos esto último, siempre lo hacemos en presencia de aquellos a quienes representamos para que ellos puedan aceptar nuestra oración como suya diciendo "Amén".
Claro está, nuestra oración sincera debe llevarnos a actuar. Sería ilógico que orásemos por un hermano necesitado y luego tan contentos. No, siempre nuestra oración es prueba de nuestra fe, y la fe se manifiesta mediante obras. Por lo tanto, no debemos contentarnos con orar por los demás, sino que debemos tomar iniciativas. Si oramos por aquellos que sufren persecusión, debemos ver cómo podemos ayudar. Por ejemplo, en el pasado hermanos escribieron cartas a algunos gobiernos opresivos, o a las embajadas de dichos gobiernos en su país. Si oramos por aquellos que tienen necesidad, es menester ayudarles con todo aquello que nuestro corazón nos mueva a hacer, ya sea con ayuda material o de otra índole. Si oramos por aquellos que están enfermos, debemos ayudarles en aquello que ellos ya no puedan hacer por causa de su enfermedad. Y así siempre nuestra oración nos debe llevar a mostrar la verdadera hermandad que nos une, tanto a los de dentro como a los de fuera.
De ahí que sea importante orar por nuestros hermanos, porque la misma oración mueve a acción y demuestra el poder de Jehová, tanto en nosotros mismos como en aquellos que lo necesitan. Oremos pues a Jehová, tanto por nosotros como por nuestros hermanos y hagamos juntos una hermandad firme de los ataques del exterior. No existe manera mejor de edificarnos y ayudarnos.

martes, 13 de noviembre de 2012

¿Por qué amamos a Dios? ("Defensores de la fe verdadera")


Este escrito fue publicado en el grupo "Defensores de la fe", sobre el motivo de servir a Jehová, si por amor o la recompenza.

Y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu
 alma y con todas tus fuerzas." (Marcos 12:31)

¿Por qué Jesús, al estar en la tierra, consideró que el mandamiento más importante era el citado en el encabezamiento de este tema? ¿Cuáles son las razones que deberían llevarnos a "amar a Dios sobre todas las cosas"? ¿Por qué sirvo yo a Dios?

Sin duda, hoy en día existen muchísimas personas que se consideran cristianos, inclusive, contamos por millones y por cientos de millones a aquellos que pertenecen a confesiones religiosas de diversa índole. Sin embargo, la decadencia moral, espiritual y la pérdida de valores que caracteriza este mundo demuestra que hoy más que nunca el amor por Dios se ha perdido o enfriado en la mayor parte de la humanidad. Sin embargo, todavía hay quien mantiene altos valores morales, predica la palabra de Jehová y ocupa algún cargo de responsabilidad o bien dentro de los Testigos de Jehová, o de otras confesiones religiosas. Sin embargo, nos adentraremos a considerarnos a nosotros mismos, los Testigos de Jehová.

Alrededor del mundo, ya son más de seis millones de individuos que participan de forma activa en la predicación de las buenas nuevas del Reino y se benefician del compañerismo de muchos hermanos sinceros que se pueden encontrar en las congregaciones cristianas. Y puesto que muchos de los miembros del foro somos Testigos de Jehová, miembros de la congregación, deberíamos preguntarnos ¿Por qué servimos a Jehová?

Muchos detractores de la obra, como podemos ver aquí mismo en nuestro foro, acusan a los hermanos de motivos egoístas a la hora de servir a Jehová. ¿Cómo? Burlándose de la sobreexpectación que muchas fechas han causado dentro del pueblo de Jehová acerca de la llegada del fin y que no se han visto realizadas. Por supuesto, dichos ataques resbalan en "nuestra armadura grande de la fe", sin embargo, vemos que muchos de aquellos que abandonaron la organización después de esos desencantos, ahora se convierten en los mayores perseguidores de la fe de sus antiguos compañeros, así, que para nosotros, los Testigos de Jehová que creemos que Él se encuentra con nosotros, la pregunta de los motivos de nuestro propio servicio es obligada. ¿Por qué?

Los opositores, muestran los datos estadísticos de los años previos, tomando un ejemplo, a 1975, donde muchos hermanos, incluyendo a miembros del cuerpo gobernante, creyeron que sería probable que hubiesen sucesos de importancia. En estos vemos cómo se produce un incremento notable de publicadores antes de dicho año, y como decrecen durante los años siguientes el número de estos. ¿Qué nos demuestran estos datos?

Hermanos, piensen por un momento. ¿Qué motivos tengo para servir a Jehová?

Seguramente, aquellos que están casados habrán despertado y saludado a sus respectivos cónyuges, de quien están enamorados. Aquellos que tienen hijos, sienten la alegría de verlos crecer y convertirse en personas mayores. Todos tenemos amigos, con los cuales pasamos buenos momentos. La gran parte de nosotros, hemos disfrutado de la bondad y paciencia que nuestros padres han tenido para con nosotros durante nuestra infancia y juventud. Quién no ha sentido la alegría del calor del sol, el roce del viento, el canto de los pájaros, las deliciosas comidas que tenemos por favoritas, del mar, de las montañas, de la nieve, de las diferentes culturas que, aquellos como yo, hemos tenido la suerte de conocer lugares tan diversos como Sudamérica, Europa y Africa, y tantas otras cosas y situaciones que alborozan nuestro corazón. ¿Gracias a quién podemos disfrutar ahora de la vida?

¡Gracias a Jehová, naturalmente! Por eso, vuelvo a repetirles una vez más: ¿Por qué sirvo a Jehová? Yo les diré el mío: porque cada vez que mi hijo sonríe, veo que Jehová me permite disfrutarlo; porque cada vez que me como un trozo de solomillo asado, que me encanta, es por la Bondad de Dios; porque cada vez que alguien me tiende una mano, es porque Jehová es quién ha tenido a bien que existamos; porque en todas las cosas buenas de la vida, en todo lo hermoso que hay en el mundo, en todo lo que he tenido ocasión de disfrutar se ve la bondadosa mano de Dios.

¿Y si mañana me dicen que el fin no llegará nunca o que tardará tanto que yo no lo voy a ver? ¿Me alejará esto de Jehová y de mis hermanos? ¡Jamás suceda eso! Hermanos, amigos, es cierto que Jehová tiene promesas para los justos, pero no es nuestro motivo para servirle. ¿Sabes por qué se fueron tantos cuando pasó el 75 y no vino el fin, como creían muchos? Porque ellos querían el premio, no amaban a Jehová por lo bueno que es ahora con nosotros. No, hermano, que no te confundan, ve a leer los comentarios de los que se fueron, sus páginas web, sus libros, cualquier cosa que digan, fíjate, que sólo se fijan en que si el fin no llegó cuando creyeron, que si tenemos tal o cual recompensa, que si el fin no va a llegar tan pronto, que si los "tiempos de los gentiles" son tal o cual cosa, en fin. Todo, absolutamente todo, encaminado a atacar la doctrina en cuanto al premio. ¿Sabes lo que quieren decirte? Te dicen que tú estás sirviendo a Jehová por lo que puedas sacar de beneficio, te dicen que si tú te dieras cuenta que el fin no es tan inmediato o tan pronto, dejarás de servir a Jehová. Y si te das cuenta, no es la primera vez que Satanás lanza esos ataques en contra de los siervos de Jehová. Job, tuvo que enfrentarse a aquellos que lo acusaron de servir a Dios por motivos egoístas, nosotros también. Pero tal y como hizo Job, debemos mostrar que deseamos que el Nombre de Jehová sea santificado, y que por el amor por lo que ya ha hecho por nosotros, le seguiremos sirviendo con gracias y amor por lo que nos ha dado.

En la última parte de este escrito, quizás se entienda que animo a leer páginas apóstatas, este escrito iba dirigido a personas que ya habían tenido contacto con dichas páginas y foros, y no es mi opinión que quien no ha leído dichas páginas deba hacerlo.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Respeto y amor, demostración de la fe.


Escrito en la página de Univisión y en mi página de Angelfire, con el título original de "MOSTRANDO NUESTRAS CUALIDADES CRISTIANAS: EL RESPETO Y EL AMOR, CÓMO DEMOSTRAMOS NUESTRA FE." dirigido a Testigos de Jehová que participaban en foros de debate:

Un dicho muy popular entre la gente de hoy señala "piensa mal y acertarás". Este dicho se ha arraigado profundamente entre las personas de hoy en día, llevados quizás por este ambiente de falta de honradez que caracteriza este mundo.
 
Así pues, es común hoy en día usar las diferencias que nos separan como un escudo en el cual muchos se refugian para atacar a quienes son diferentes. Conceptos como raza, nacionalidad o religión, los cuales no son malos en sí mismos, se utilizan unos contra otros. Así pues, vemos que el racismo o la mutua desconfianza entre blancos, negros, asiáticos, indios, etc. es algo común, igualmente, las diferencias entre personas de distintos países, lo cual incluye burlas, envidias y desconfianza.
 
Lo curioso para nosotros, es que incluso los que dicen que adoran a Dios, utilizan el último punto que señalaba, a saber, la religión, como forma de odio a quien no piensa como ellos. Y esto es triste, ya que las personas religiosas afirman seguir a Dios, y en el caso más concreto de los cristianos, afirmamos seguir a Dios y Jesucristo, quienes son ejemplos de amor.
 
Sería totalmente hipócrita por mi parte el no reconocer que nosotros, los Testigos de Jehová, estamos libres de este problema, es más, muchas veces el estudio concienzudo y sincero que tenemos, el cual nos proporciona un gran conocimiento, nos puede hacer caer, más que otros grupos religiosos, en el orgullo y la vanidad, lo cual es muy sencillo debido a las grandes verdades que vamos descubriendo.

Esto pues debería hacernos pensar: "¿Es mi meta conseguir más y más conocimiento?" Por supuesto, esto es digno de encomio y elogio, pero "¿Qué pretendo conseguir con dicho conocimiento?". Esto es una pregunta la cual debemos plantearnos, ya que el poseer mucho conocimiento no nos garantiza la vida eterna, y lo que es mucho más importante, el favor de Jehová.
 
¿Pero cómo, acaso no dice la Biblia "Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios Verdadero, y de aquél a quien tu enviaste, Jesucristo"?
 
Es responsabilidad de todo cristiano el cultivar un amor por el conocimiento el cual tiene como objeto el estar en mejor posición de poder cumplir los requisitos bíblicos. O sea, el permanecer deliberadamente en estado de ignorancia de los requisitos bíblicos es un acto falto de honradez e irresponsable por nuestra parte. Así pues, la mejor forma de conseguir la Vida Eterna es adquirir conocimiento, ¿Por qué? Pues porque dicho conocimiento nos debe dar a conocer los propósitos de Dios y por lo tanto, debe lograr en nosotros el que queramos llevar dicho conocimiento a la práctica.
 
Y ahí está la clave, el conocimiento debe ser llevado a la práctica. Vemos que Pablo dice sobre Abraham: "Porque no fue mediante ley que Abrahán o su descendencia tuvieron la promesa de que él hubiera de ser heredero de un mundo, sino que fue mediante la justicia por fe". (Romanos 4:13) Aquí vemos pues, que aunque las obras hechas por Abrahán fueron muchísimas, a él no se le contaron sus obras, sino su fe. ¿Quiere decir esto que la fe nos justifica? Sí, claro, la fe nos justifica, pero esto no quiere decir que podamos decir "tengo fe" y no hacer obras de justicia, Santiago es claro cuando dice "¿De qué provecho es, hermanos míos, que alguno diga que tiene fe, pero no tenga obras? Esa fe no puede sarvarlo, ¿Verdad? (...) Así, también, la fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma". (Santiago 2:14,17)
 
¿Contradice pues, Santiago a Pablo, siendo que este último nos justifica por la fe?
 
Por supuesto que no, ya que Santiago lo que enseña es que la fe necesariamente debe manifestarse en obras, entonces, si decimos tener fe, pero nuestras obras exteriores no lo demuestran, nuestra fe no sirve, está muerta, es mentira; si tenemos fe, obraremos en consecuencia.
 
Pues esto lo trasladamos al campo del conocimiento, lo mismo, no vale decir que tenemos dicho conocimiento si éste no logra en nosotros cambios visibles, sabemos que el "adquirir conocimiento" del que habla el texto de Juan 17:3 no se refiere a conocimiento intelectual, aunque como es natural, está relacionado con éste, pero no es, repito, conocimiento intelectual, por eso otras traducciones bíblicas traducen este texto "Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Biblia de las américas). Vemos pues, que debemos llegar a conocer a Dios, lo cual debe sentirse en nuestra vida y en nuestra habla.
 
¿Cuál pues es la prueba de que conocemos a Dios? Por supuesto, conocemos la respuesta, 1 Juan 4:8 dice: "El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor". Esta respuesta es clara, lo que nos permite hacer la relación: La Vida Eterna se consigue cuando llegamos a Conocer a Jehová, esto lo conseguimos mediante un estudio sincero de la Palabra de Dios, lo cual tiene que hacer llegar a nuestros corazones el Amor, porque si no amamos no podemos conocer a Dios, por lo tanto, nuestro sentimiento dominante como cristianos debe ser el amor.
 
El amor pues debe ser manifiesto, tal como lo es la fe, si decimos que tenemos fe, esta se manifiesta por medio de nuestras obras, asimismo, si decimos tener amor, este se demuestra mediante la manifestación de dicho amor por medio de nuestro modo de vivir y de nuestro trato con los demás, Juan sigue diciendo en el capítulo 4 de 1 de Juan, versículo 20: "Si alguno hace la declaración: "Yo amo a Dios", y sin embargo está odiando a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano,a quien ha visto, no puede estar amando a Dios, a quien no ha visto". El asunto del amor debe mostrarse en nuestro trato con los demás, esto nos lleva al punto importante de esta consideración.
 
Vemos que cuando hacemos declaración pública de nuestra fe, tal como la hacemos en este foro, debemos estar preparados para los ataques externos de quienes no piensan como nosotros, sería totalmente infantil, además de una candidez digna de lástima, el creer que podemos participar en un foro público y no soportar los ataques exteriores de otras personas, esto es cierto para todos, seamos o no Testigos de Jehová. Así pues, poniendo un ejemplo, un católico que decide participar en un foro público debe ser conciente de que muchos anti-católicos le atacarán, si eres evangélico igualmente, o mormón o Testigo de Jehová. Incluso si participas en un foro para Derechistas, vendrán Izquierdistas y viceversa. Es decir, en cualquier ámbito de la vida, si decidimos expresarlo públicamente a otros debemos ser concientes de que recibiremos ataques de aquellos que no piensan como nosotros.
 
Esto, por supuesto, no significa que el diferir en nuestra opinión sea necesariamente un ataque. Vemos que hay muchos foristas que no piensan como nosotros pero que expresan su opinión con respeto y mesura, y con los cuales podemos tener debates constructivos para el bien mutuo. El tener opiniones enfrentadas no tiene por qué hacernos caer a niveles de pelea barriobajera que lo único que consiguen en ponernos en una posisión indigna de cualquier cristiano.
 
¿O acaso pensamos que nuestra finalidad es la descalificación total de aquellos que no piensan como nosotros? Por supuesto que no, ya que un lenguaje insultante es incapaz de hacer cambiar de opinión a quien está equivocado, y lo único que consigue es encerrar más si cabe al "adversario" (Quiero aclarar que utilizo este término, no en su contexto religioso, en el cual se puede entender como un "Diablo", sino como a quien nos enfrenta en opinión) en sus propias opiniones, lo cual le reafirma en su propia "verdad". Si yo, como Testigo de Jehová, insulto a alguien que no es Testigo, debo tener la seguridad, que me da mi propio razonamiénto lógico, de que dicha persona nunca será Testigo de Jehová, esto es más que obvio. En este caso pues, nuestros debates se convierten en "estériles" lo cual no es de ningún provecho.
 
Y muchas veces nos calumniarán, torcerán nuestras palabras, etc. Vemos que dichos ataques vienen incluso de algunos que se hacen llamar "hermanos", y si dejamos que estos falsos hermanos, o que aquellos que nos insultan, logren hacernos caer a su nivel bajo, le estamos dando la razón a Satanás, el cual los utiliza para este fin. Esto, igualmente, debe hacernos tener cuidado a la hora de decidir a quien respondemos y a quien no, de la misma manera, debemos decidir y ser valientes de pedir perdón cuando nos equivocamos. Nuestra bondad se demuestra por esto, y es una muestra clara de nuestro cristianismo, la Bondad y el amor.
 
Porque es posible tener debates constructivos, y es posible aprender de los demás, sean estos de nuestra opción religiosa o no, el considerarnos como poseedores de la "verdad absoluta" es una muestra de orgullo mundano, ya que como humanos imperfectos somos incapaces de poseer dicha verdad, incluso Pablo llegó a decir: "Porque tenemos conocimiento parcial y profetizamos parcialmente" (1 Corintios 13:9), y si Pablo, un apóstol de Cristo tenía conocimiento parcial, ¡Cómo no va a ser orgulloso por parte nuestra el alegar poseer la verdad absoluta!

Así pues, ya que ninguno de nosotros podemos alegar poseer la razón absoluta, tampoco podemos menospreciar las opiniones de los que no piensan como nosotros. Somos adultos, no somos niños, y por lo tanto debemos estar preparados para responder bondadosamente a quien se lo merezca o simplemente no responder a quienes nos calumnian o insultan, ya que ninguno de nosotros vamos a pensar que si públicamente decimos lo que opinamos, vamos a pasar desapercibidos a los demás.
 
Y esta responsabilidad es para todo aquel que dice ser cristiano, ya que todos debemos amarnos, lo cual hace que respetemos la opinion de los demás, aunque no la compartamos, hay muchos debates edificantes, hay muchos puntos de vista que podemos expresar, pero cuando utilizamos el insulto y la descalificación, cualquier verdad, cualquier razón, se pierde.
 
No seamos como los animales, que resuelven sus diferencias con peleas, y sobre todo, no seamos como el Diablo, que utiliza la descalificación como un arma en contra nuestra, para hacernos caer a su nivel, seamos sensatos, para decidir quien merece respuesta y quien no, y para seleccionar a los verdaderos amigos. Utilicemos la sensatez, para acabar con el insulto, con la descalificación, ya que eso nos pone a la altura del insultador. Y eso, nos descalifica tanto a nosotros como a nuestras razones, y en el caso de los que decimos ser Testigos de Jehová, o cristianos, trae oprobio a Dios y a Jesucristo.

Una última aclaración, cuando denomino a alguien en particular como Testigo de Jehová, pero que no conozco personalmente, normalmente me refiero a su propia afirmación de serlo, y a mi creencia basada en sus comentarios de que dice la verdad. No puedo afirmar categóricamente que lo son o lo eran al tiempo de escribir originalmente este escrito fuera de toda duda.

domingo, 11 de noviembre de 2012

"Sin abandonar el reunirnos (Univisión 2004)


Esta entrada fue publicada en la web de Univisión sobre los Testigos de Jehová, tenía una segunda parte publicada en un grupo de msn, pero la desaparición de ese servicio hizo desaparecer esa segunda parte, enfocada en las reuniones sociales. Tarea personal, reescribir esa segunda parte en algún momento. Esta entrada va dirigida a Testigos de Jehová activos:

"Tengamos  firmemente asida la declaración pública de nuestra
esperanza sin titubear, porque fiel es el que ha prometido.
Y considerémonos unos a otros para incitarnos
al amor y a las obras exelentes, sin ambandonar el reunirnos
como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros,
y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca."
(Hebreos 10:23-25)

En un mundo peligroso como el nuestro, Jehová provee una gran hermandad mundial de hermanos y hermanas cristianos los cuales intentan seguir con los elevados principios bíblicos. Esto, si lo pensamos, es una de las mejores corazas que la organización nos puede dar. Lamentablemente, hoy en día, cada vez son más los hermanos que "abandonan el reunirnos", y piensan, de forma equivocada, que pueden seguir sirviendo con corazón completo estando fuera. ¿Es esto así?

Algunas veces, los motivos que pueden llevarnos a tomar la determinación de dejar de reunirnos pueden parecernos de gran peso. Por ejemplo, algunos hermanos tienen disputas unos con otros y muchas veces la parte afectada, al ver que quizás no se le ha hecho justicia, decide abandonar la congregación, volviéndose inactivo. Otras veces, algunos hermanos que pecan o tienen dudas, deciden apartarse bien por vergüenza o bien por que su fe se tambalea. ¿Son estas razones válidas para apartarse de los hermanos?

Cuando Cristo estuvo en la tierra, nos dijo que había dos grandes mandamientos, el primero, citado muchas veces en esta página últimamente, es "Debes amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón". ¿Demostramos amor por Dios si de forma consiente y deliberada abandonamos el reunirnos? Un examen de conciencia sincera nos dirá claramente que no, puesto que estaríamos rechazando a sabiendas el amor que Jehová proporciona por medio de su pueblo. Muchos estudios y no-testigos, se quedan maravillados cuando asisten a las reuniones, porque dentro realmente se respira un ambiente acogedor y verdadero interés de los unos por los otros. Además, cuando por circunstancias de la vida debemos emigrar de nuestro país a otro, los siervos de Jehová vemos por nuestros propios ojos que, aunque no conozcamos a veces ni el idioma, el pueblo de Jehová habla el "lenguaje puro" de la verdad, y reconocemos que realmente estamos y somos el Pueblo de Dios.

El segundo mandamiento que dijo Cristo es "Debes amar a tu prójimo como a ti mismo". Párate y piensa, ¿Qué tengo en mi interior que puedo compartir con los demás? Muchos de nosotros atesoramos virtudes como un gran conocimiento, humildad, dulzura, simpatía, carisma, facilidad de palabra, etc. Seguro que si miramos en nuestro interior, veremos muchas cualidades ya que nosotros nos conocemos mejor que nadie. ¿Debería dejar de manifestarlas con mis hermanos cristianos? Vemos pues, que si somos consientes de todo lo que podemos ofrecer a nuestra congregación y a sabiendas nos desasociamos, sólo podemos tener un nombre, egoístas, ya que cuando tenemos algo que compartir y no lo hacemos es porque el egoísmo ha entrado y anidado en nuestro corazón.

Ahora bien, ¿qué pasa cuando otros hermanos nos cometen injusticias, y vemos que no son reprendidos por sus actos? Todos nosotros somos imperfectos, y como asociación de personas imperfectas es natural que a veces surjan roces entre nosotros, incluso roces que en un principio sean muy difíciles de poder reparar. ¿Dejaremos por esto de asistir a las reuniones? Pregúntate: ¿A quién sirvo, y para quién es mi adoración? ¿Acaso no es para con Jehová? Por supuesto, es muy difícil que una congregación entera se ponga en tu contra, por lo cual volvemos al asunto de que si alguien comete una injusticia contra nosotros, todavía quedarán muchos hermanos cristianos que nos aman y a los cuales podemos edificar. Naturalmente, siempre tenemos la guía y dirección de los Ancianos de congregación, los cuales estarán encantados de poder ayudarnos. Incluso siempre nos quedará como última opción el mudarnos de congregación.

Esto a veces pasa, porque esperamos de nuestros hermanos perfección, en vez de entender que tal como nosotros cometemos errores, ellos pueden cometerlos con nosotros. Si somos sinceros con nosotros mismos, nos daremos cuenta que cualquier argumento que podamos tener para intentar convencernos de que lo mejor es abandonar a los hermanos, es realmente una excusa, y puede ser motivada por algo mayor, por eso, deberíamos preguntarnos ¿Será que ya no tengo la fe de antes? ¿Será que siento celos, envidia o algún motivo egoísta por otro hermano de la congregación? De hecho, si vemos que algo ha hecho mella en nuestro corazón, debemos orar encarecidamente y con fe a Jehová, el oidor de la oración, y pedir su guía. De todas formas, si tenemos titubeos en nuestra fe y decidimos dejar de congregarnos, sería tanto como si tubiesemos frío y para combatirlo decidiesemos apagar la calefacción.

Recordemos igualmente, que en las reuniones se consideran temas vitales para nuestro progreso espiritual, por eso, no estaría siendo sincero quien dijese que es un buen maestro en la verdad y no estuviese asistiendo a las reuniones. En el caso de los varones, abandonar el reunirse de seguro les hará indignos de conseguir privilegios dentro del pueblo de Jehová. Puede ocurrir, y de hecho ya ha ocurrido, que hermanos que han abandonado el reunirse, han sido presa fácil de los ataques de Satanás y han acabado siendo censurados o expulsados de sus respectivas congregaciones.

Por lo tanto, debemos estar cerca de nuestros hermanos, sin importar si tenemos roces o pleitos con alguno de ellos. Jesús nos enseñó que debíamos perdonar a nuestro hermano "hasta seteta veces siete" ya que por mucho que perdonemos, nunca podremos compararnos con lo que Jehová nos ha perdonado a nosotros. Por eso, estemos firmes en la fe, hoy más que nunca, ya que Satanás está buscando, como león rugiente, separarnos de la manada y así poder devorarnos. Por eso, pidamos la guía de Dios, pidamos que nos ayude a pasar por alto las faltas de quienes nos ofenden.

Pero sobre todo, no abandonemos el reunirnos, sino que edifiquemosnos los unos a los otros en el amor a Jehová y Jesucristo.

Que Jehová les Bendiga.


sábado, 10 de noviembre de 2012

Respuesta a "¿Deberían hacerse reformas en la SWT?" (Pagina de Makkam en Angelfire)


Este escrito fue publicado como respuesta a la pregunta sobre si deberían hacerse reformas en la Sociedad Watchtower.

Algunas veces muchos Testigos llegamos a pensar que es la Sociedad quien nos salva, y nos preocupamos acerca de que si tal arreglo es bueno o no, o si tal directriz es justa o no, etc. NO DEBEMOS DESVIARNOS, la Sociedad Watchtower no es una religión y no representa tu salvación, el hermano Frederick Franz, en un discurso citado en una Atalaya dijo que la Sociedad era un instrumento legal usado por el cuerpo gobernante para el establecimiento legal de las buenas nuevas. En otras palabras, la función de la Sociedad es el de organizar a los Testigos de Jehová como organización, que como cualquier grupo de seres humanos necesita estar organizado. Algunas veces ha sido necesario cambiar algún aspecto de la Sociedad en función del crecimiento del pueblo de Dios. El hermano Franz dijo igualmente que no son los testigos de Jehová por la Sociedad, sino que la Sociedad existe para el servicio de los intereses de los testigos, la información está disponible en "La Atalaya" del 15 de Febrero de 1972.

También, con este espíritu, el libro "Proclamadores" afirma que aunque la Sociedad Watchtower no existiese o estuviese proscrita, como ha ocurrido algunas veces, nuestra responsabilidad es para con Dios, y que no por esto Él nos liberaría de dicha responsabilidad. Recuerda que tu eres un testigo de JEHOVÁ y no un testigo de la Sociedad.

Para ilustrarlo, imagina que eres un niño lactante, un bebé, ¿a que debes de ser alimentado con leche, ya que todavía no puedes comer del alimento sólido? pues eso, la Sociedad, por medio de sus publicaciones te da la leche que necesitas para ir adquiriendo madurez, pero ya cuando la alcanzas, debes de ser ya capaz de alimentarte del alimento sólido, es decir, debes de ser capaz de comprender la Biblia por tí mismo sin necesidad de las publicaciones. Claro está, incluso los adultos y hasta los ancianos deben de tener la leche como una pieza básica de la alimentación, ya que la ausencia de ésta puede provocar carencias básicas, asímismo, un cristiano maduro es capaz de hacer uso exclusivo de la palabra de Dios para afirmar sus creencias, pero siempre tiene necesidad de seguir las publicaciones que la sociedad provee. Con esto te quiero explicar que no importa si la sociedad cambia o se reforma, tu primera responsabilidad es con Jehová, y Él no te va a preguntar si tú eres Testigo o no, sino que verá tu corazón y en base a ello verá si tú eres salvo o no, independientemente de lo que pase en la Sociedad Watchtower.

El escrito acababa emplazando a la persona que preguntaba, que se identificó como Testigo de Jehová, a realizar cualquier pregunta o duda que tuviese.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Cristianos y organización.

He vuelto a mi viejo blog, el cual actualizaré con ciertos escritos míos que espero recuperar desde distintas fuentes de Internet antes que actualizaciones y borrados de páginas y grupos en los cuales fueron escritos sean borrados. Sin embargo, y puesto que mis circunstancias personales sorprenderán a más de alguno, creo esta entrada para explicar mi posición actual en contraposición a mi comportamiento anterior. Esto es, hoy soy Testigo de Jehová.

Dice el dicho que "rectificar es de sabios" y, siendo como he sido, contrario al concepto de pertenencia a religiones, deseo explicar por qué he decidido volver a pertenecer a los Testigos. Obviamente, no deseo entrar en debates doctrinales, sino quiero centrarme en el por qué estoy convencido actualmente que es necesario pertenecer a una comunidad de cristianos cuyo objetivo principal, y por lo que seguramente nos (y digo "nos" para acentuar el hecho de que también yo participo en esta obra) conoceréis es por el hecho de tocar vuestras puertas para hablar sobre Dios y Cristo.

Circulaba hasta hace poco por ahí, y quizás quede alguna copia fuera de mi control, de un ensayo que pretendía defender a los Testigos de Jehová frente a algunas acusaciones comunes en contra de ellos, escrito por mi. Lo encontré publicado en un conocido blog que defiende a los Testigos, pero del cual solicité su retirada, al igual que en otro foro de debate sobre el tema. Hoy trabajo en una actualización, y será de este pequeño libro mío del cual citaré mis motivos para ser Testigo de Jehová.

Espero que a quien le interese, no le importe pasar un rato de lectura, es un fragmento del capítulo uno titulado "Organizados ¿Por qué?":



Como es natural, cuando consideramos la defensa de cierto principio o práctica, de un grupo nacional o partido político, o como nos ocupa a nosotros, de un grupo religioso, lo primero y más importante es considerar por qué dicha asociación es positiva y necesaria.
                
De esta manera, cuando ciertas ideas políticas o incluso ideas de carácter religioso se fundamentan en el carisma personal de un individuo concreto, es muy probable que una vez desaparecido el individuo el movimiento creado desaparezca con él, al congregar a sus seguidores, no en torno a una idea o creencia, sino en torno al individuo en sí. De esta manera, muchos movimientos políticos (sobre todo aquellos de carácter dictatorial) no han sabido reformarse o sobrevivir a su fundador o, si lo han conseguido y deciden apegarse a sus ideas iniciales, suelen terminar siendo movimientos marginales. El ejemplo más claro de esta afirmación pueden darla los movimientos creados en torno a los grandes dictadores del siglo XX (Franquistas, nazis, estalinistas, pinochetistas, etc.).
               
En el caso de los movimientos religiosos creados en torno a ciertas personas influyentes, muchas de sus ideas mueren cuando el líder muere. En el mejor de los casos, el movimiento reduce los miembros hasta un número testimonial que, para el común de la gente, termina siendo visto con cierta simpatía o incluso con cierta burla. En el peor de los casos, como David Koresh y los “davidianos”, pueden acabar en una matanza indiscriminada de sus miembros.
                
Sin embargo, también existen movimientos que en su origen fueron creados en torno a una personalidad carismática, pero que cuando dicha personalidad desapareció, supieron reinventarse para surgir como un gran grupo organizado y potente. Un ejemplo claro de este punto nos lo da el Partido Peronista de Argentina (Hoy Partido Justicialista), que como su propio nombre indica, fue creado en torno a la figura carismática del General Juan Domingo Perón, y que hoy representa (salvando los lógicos cismas en torno a algunas personalidades como Menem o Duhalde) uno de los partidos políticos más importantes de Argentina.
                
Y, como nos interesa a nosotros, está el caso de los Testigos de Jehová, que en un principio se agruparon en torno a la personalidad carismática de Charles Taze Russell, llegando a recibir el apelativo de “russelistas” incluso hasta el día de hoy. Si bien es cierto que Russell no fue el que originó la creencia, aceptó de manera tácita el que sus correligionarios lo designasen como el “siervo fiel y prudente”, o lo que hoy conoceríamos como el “esclavo fiel y discreto”. En otras palabras, los primeros “Estudiantes de la Biblia” se agruparon en torno a la Sociedad Watchtower, que a todos los efectos era agruparse en torno a su presidente y principal escritor.
                
Sin embargo, Charles Russell murió en 1916 dejando huérfana a su Sociedad y, de cierta manera, perdidos al resto de estudiantes de la Biblia. Tocaba el tiempo de decidir si el movimiento era de carácter personalista o si sabrían reinventarse para sobrevivir a su fundador ¿Qué sucedió? Durante la presidencia de Joseph F. Rutherford, la sociedad Watchtower y los “Estudiantes de la Biblia” dejaron de ser un puñado de “Russelistas”, y se convirtieron en lo que hoy conocemos como “Testigos de Jehová”.
               
Así pues, debemos contestarnos a diversas preguntas ¿Tiene sentido la existencia de una Organización mediante la cual podemos acercarnos más fácilmente a Dios? Y, sobre todo, ¿Son los Testigos de Jehová y sus agencias dicha Organización?

¿QUÉ SENTIDO TIENE ORGANIZARSE?
               
Una de las alegaciones más utilizadas por aquellos que dejan a los TJ es que cualquiera puede y debe acercarse por sus propios medios a la Biblia y no necesitamos a ningún grupo organizado que nos ayude a entender el mensaje de Dios. Y si bien seguramente ese sería el estado ideal, el que toda persona sea capaz de entender las verdades bíblicas de forma individual y de esa manera llegar a ser un gran cristiano, lo cierto es que quien diga eso solamente desea regalar los oídos de quien le escuche.
                
Esta será, seguramente, una de las afirmaciones más criticadas por aquellos quienes deseen desacreditar este ensayo, y lo sé porque será muy fácil alimentar el ego de las personas diciéndoles que ellos solos serán capaces de llegar a la iluminación bíblica mediante la lectura simple de las Escrituras. Además, es muy probable que usted lo crea así, pues es bien sabido que al fin y al cabo la salvación es personal, así que ¿Por qué no va a ser también el aprendizaje algo personal?
                
Como se apunta anteriormente, una cosa es decir algo y otra es hacerla, o probarla, para ser más exactos. Siendo sinceros con nosotros mismos, independientemente del grado de conocimiento bíblico con el que contamos actualmente, ¿no es cierto que alguien nos tuvo que enseñar las verdades bíblicas fundamentales? ¿O no es cierto también que tuvimos que aprender de alguien cómo buscar determinados textos bíblicos, considerar su contexto y sacar el máximo partido a nuestro estudio personal? Además, en estos tiempos en los cuales muchas personas de las consideradas máximas autoridades científicas e intelectuales consideran que la Biblia no es más que un libro de mitos y leyendas ¿quién o quienes nos hicieron ver que esto no es así? Y todavía más cosas, pues mucha gente cree que la Biblia contiene historias que no están ahí, aunque la cultura popular lo crea, por esto ¿de dónde aprendimos que en la Biblia jamás se menciona que María Magdalena fuera una prostituta? ¿O que la fuerza de Sansón no estaba “en su pelo”, sino más bien en su voto como nazareo?
                
Obviamente, como dice el dicho popular, “la unión hace la fuerza”, por eso, sería considerablemente muy difícil que grupos o individuos dispersos llegaran por su cuenta a razonar un mensaje verdadero. Esta imposibilidad es fácilmente comprobable en el hecho de que cada grupo separado de otro llega a tener una doctrina diferente, y prueba de esto es la infinidad de religiones, grupos y sectas, e incluso dentro de una misma religión, diferentes corrientes que difieren unas de otras.
                
Es muy probable que alguien no se sienta identificado con las afirmaciones anteriores, pues crea que con fe y oración Dios promete bendecirlo en sus sinceros esfuerzos por conseguir un conocimiento exacto y verdadero, y siendo buena persona, amante de Dios y del prójimo, tendrá su bendición. Pero, si Dios nos bendice, es normal que utilice los medios que estén a disposición de ser utilizados. Quizás sea bueno analizar un mandamiento clave que requiere, por fuerza, un grado cabal de organización:

“Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” (Mateo 28: 19-20 Biblia de Jerusalén)(1)
               
No es algo descabellado o difícil de entender que detrás de una obra que Jesús requería que fuera mundial debía existir una hermandad que dirigiera dicha obra mundial. Es decir, se requiere que un cristiano predique el Reino y haga discípulos. Además, dichos discípulos deben adorar a Dios con “espíritu y en verdad” (Juan 4: 23), es decir, no basta adorar a Dios con espíritu, o de una forma sincera. Cierto es que un requisito indispensable  es que nuestro servicio sea sincero, pero además debe ajustarse lo máximo posible a “la verdad”. Jesús aclaró este punto al explicarle a la mujer samaritana de la que habla el capítulo 4 del evangelio de Juan, en el versículo 22, justo antes de decir las palabras citadas antes:

“Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos”. (Juan 4: 22 RV60)

O lo que viene significando lo mismo, que existiría una manera de “saber” o “conocer” a Dios, que esta vendría de los judíos (mediante Jesús), y que debía ajustarse al “espíritu y la verdad”, es decir, que su predicación mundial no iba a limitarse a la entrega de ejemplares de la Biblia y que cada uno buscase allí a ciegas la iluminación, sino que un grupo organizado de cristianos verdaderos debía ser quien llevase el mensaje a las personas.
                
En otras palabras, en aquel momento aún la religión judía era la “religión verdadera” y la samaritana debía aceptar que la salvación venía por la que aún era la “verdadera iglesia” o “verdadera fe” del momento en el que hablaba Jesús. Y esa fue la razón de que Jesús viniera primero, no a traer un mensaje a gentiles o samaritanos, sino más bien a traer el mensaje a lo que en aquel tiempo era la “Organización de Dios”, la casa de Israel. De hecho, las primeras campañas de predicación organizadas por Jesús mismo dejaban claro este punto:

“No vayáis por los caminos de los gentiles, ni entréis en las ciudades de los samaritanos. Pero id, más bien, a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” (Mateo 10: 5, 6 Biblia Español Moderno)

De hecho, cuando una mujer cananea se acercó a Jesús para rogarle curara a su hija de una posesión demoníaca, Jesús objetó:

“Yo no he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” (Mateo 15: 24 Biblia Español Moderno)

Con lo cual quedaba claro que Dios tenía una organización en aquel momento centralizada en Jerusalén y su Templo, debiendo primero rescatarse a las ovejas perdidas dentro de dicha organización nacional.
                
Una vez que Jesús murió y fue resucitado, durante Pentecostés, el espíritu santo fue derramado sobre los discípulos de Jesús, entre ellos los apóstoles, mostrando que ahora regía un nuevo pacto (De ahí el nombre coloquial de “Nuevo Testamento” que reciben las Escrituras Griegas Cristianas) que rechazaba a la nación de Israel como “Pueblo de Dios” y reconocía al cristianismo como el nuevo camino hacia la salvación, de hecho, el primer nombre recibido por la nueva religión fue precisamente ese, “el camino” (Hechos 9: 2)
                
Un hecho común que suele darse en la época anterior a la aparición de Israel como pueblo de Dios, esto es, las épocas anteriores a Moisés y el éxodo, y que resulta bastante alegado por aquellos que son contrarios al concepto de “Organización”, es que hubo hombres como Enoc, Noé, Abraham, Lot, Isaac, Jacob, José y Job que fueron fieles a Dios sin pertenecer a “su pueblo”, el cual no existía en aquel momento. Sin embargo, también es cierto que, con la excepción de Job, ellos fueron el germen de lo que llegaría a ser el “Pueblo de Dios”, a saber, los israelitas.
                
Pero existe quizás, un hecho que está ahí con respecto a todos esos grandes hombres de la antigüedad que resalta la necesidad de compañerismo de otros adoradores de Dios de la que ellos no pudieron disfrutar. Tanto Enoc como Noé fueron predicadores de Justicia, sí, sin embargo, de ninguno de ellos se nos informa que su predicación fuese coronada por el éxito. A Enoc Dios “lo llevo consigo” (Génesis 5: 24 Biblia Español Moderno) en vista de la maldad de sus contemporáneos, y Noé sólo pudo salvar a su propia familia (Esposa, hijos y nueras) de la destrucción que ocasionó el Diluvio.
                
Job, por su parte, al no existir una “organización” que le arropase, tuvo que soportar las pruebas en soledad, e incluso debiendo escuchar a tres supuestos “amigos” cuestionarle en cuanto a su honradez y piedad.
                
Quizás pueda alguien decir que los ejemplos citados aun así fueron fieles a Dios y ganaron su “carrera de la fe”. Pero lo cierto es que lo hicieron a costa de grandes sacrificios, que sirvieron para establecer la necesidad de que el adorador de Dios tuviese compañeros piadosos con los cuales poder tener un compañerismo. Es decir, entre todas las lecciones que podemos sacar de las vidas de estos hombres justos, una de las más importantes es de la necesidad del ser humano de contar con el respaldo de otros adoradores fieles.
                
Por esta razón, Dios prometió a Abraham, Isaac y Jacob que sus descendientes no estarían solos como ellos, sino más bien ellos serían una gran nación de adoradores del Dios verdadero. Mediante Moisés, el pueblo de Israel se organizó, pudiendo salir de Egipto y conquistar las ciudades cananeas, lo cual fue otra demostración de lo importante que es contar con una Organización, pues Israel, bajo el liderazgo de Moisés y posteriormente Josué, derrotó a los cananeos, desorganizados en innumerables “ciudades estados”, cada una con su propio rey y que no contaban con un liderazgo claro como con el que contaba Israel bajo el mando de Josué. De hecho, la muerte de Josué no dejó un líder fuerte y único, lo que provocó que Israel se desorganizase en gobiernos locales y tribales, siendo presa fácil de sus enemigos. No fue hasta que el país se volvió a unir bajo un único liderazgo y organización, bajo los reyes, que por fin pudo considerarse un único “pueblo de Dios”.
                
Como es natural, ninguna forma de organización formada por seres humanos puede estar libre de errores debido a la imperfección de sus miembros, y así, Israel cayó vez tras vez en prácticas que iban desde la desobediencia hasta la idolatría o ir tras de dioses paganos como Baal. Esto sucedía aun cuando los reyes del antiguo Israel eran “ungidos de Jehová”, como nos muestra 1 Samuel 24: 6 (7 en la Biblia de Jerusalén y otras), en la que David llama “ungido de Jehová” a Saúl, quien ya había mostrado un derrotero de maldad en ese momento.
                
Sin embargo, la necesidad de contar con una forma organizada de adoración no cesó con el rechazo al antiguo Israel como pueblo de Dios y su relevo por el cristianismo, de esta manera, Jesús preparó a sus apóstoles y a otros discípulos allegados para tomar la delantera en el nuevo “Pueblo de Dios”, el libro de Hechos de Apóstoles y las cartas de Pablo nos muestran claramente que los cristianos primitivos se organizaron rápidamente desde que se derramó el espíritu santo en Pentecostés. Esto era necesario, pues debía proclamarse el mensaje del Reino y dicha proclamación difícilmente, como se apunta antes, podría haberse dado sin contar con una organización eficiente, que detectase cuando alguien se desviaba del buen camino. Así pues, el grupo de Apóstoles pudo detectar cuando comenzaron a esparcirse doctrinas falsas como las referidas a la circuncisión (Hechos 15), y el resto de cristianos pudieron corregir a quienes predicaban al Cristo sin ser parte de la organización regida desde Jerusalén, como lo muestra el caso de Apolo (Hechos 18: 25, 26).

LA ORGANIZACIÓN DE DIOS HOY

“Donde no hay buen gobierno, el pueblo se hunde; abundancia de consejeros trae salvación.” (Proverbios 11: 14 Biblia de Jerusalén)
                
Cualquier intento desorganizado de conseguir un fin, trae consigo el “hundimiento” de aquellos que intentan conseguir dicho fin, por lo tanto, la consideración de la Biblia de manera aislada será una tarea ardua y poco gratificante.
                
Uno de los ejemplos más claros en cuanto a los beneficios de la cooperación nos lo da la ciencia. Cuando científicos de diferentes naciones enfrentadas compiten por llegar a un descubrimiento, o bien cuando intereses comerciales impiden a un grupo compartir el conocimiento adquirido, el progreso se ralentiza. Sin embargo, cuando dicho conocimiento es compartido, cada grupo se beneficia del trabajo de los otros. Sin embargo, cada grupo de científicos tiene distintos niveles de credibilidad que su reputación y reconocimiento le habrá dado, lo cual hace que sus conclusiones sean más propensas a ser seguidas por otro grupo cuyo trabajo tenga relación. De hecho, en todo aspecto de la sociabilidad existen jerarquías que facilitan la organización. Desde el más ínfimo de los trabajos, hasta el gobierno más complejo, debe ser organizado y poseer un órgano directivo que tome las decisiones y que asuma las consecuencias.
                
De esta manera, es una conclusión natural que los grupos formados de una manera un tanto descontrolada durante los tiempos de C.T. Russell comenzaran a formar una organización. En esto no podemos sino concluir que es una evolución lógica de cualquier grupo humano que va recibiendo más y más miembros. Quizás convenga recordar que los primeros “Estudiantes de la Biblia” hacían precisamente eso, estudiar la Biblia, consiguiendo saber qué era lo que debían hacer, a saber, adquirir un conocimiento amplio sobre las verdades fundamentales de la Palabra de Dios y, sobre todo, compartir ese conocimiento con otras personas. Se sabe que Russell, en principio, no consideraba, y mas bien era reacio, que debiera fundarse una “organización terrestre” de cristianos (2). Obviamente, al crecer la cantidad de lectores de “La Atalaya”, pronto se vio que éstos deseaban estar en contacto con otras personas que compartieran sus creencias, además, como en cualquier grupo humano, no todos tendrían el mismo grado de madurez espiritual, siendo necesaria la aparición de superintendentes y otros siervos que ayudaran a otros a alcanzar la madurez espiritual.
                
Pero cuando C.T. Russell y el resto de “Estudiantes de la Biblia” comprendieron que el cristiano debía predicar, la necesidad de una Organización que preparara y respaldara a dichos predicadores se hizo patente.
                
En definitiva, Cristo envió a sus discípulos a predicar, y para serle acepto a Dios y Cristo, el cristiano debe predicar la palabra, para hacerlo, debe ser organizado y parte de una hermandad de cristianos unidos por la misma doctrina y mismo espíritu. En otras palabras, no puede el hombre llegar a llamarse cristiano sin proclamar el mensaje de Cristo. De hecho, la organización de los Testigos de Jehová tiene como base la predicación mundial de las Buenas Nuevas y el propio nombre “Testigos (Alguien que da testimonio) de Jehová” indica dicha función primordial.
                
Así pues, es obvio y natural que el “Pueblo de Dios”, ya fuese en principio Israel o posteriormente el Cristianismo primitivo, estaba organizado, ya sea bajo la dirección de los sacerdotes, los primeros, o de los Apóstoles, los segundos.
                
Además, queda claro que lo que marcaría a un cristiano verdadero sería la proclamación del mensaje de Cristo, por lo cual, obviamente dichos cristianos debían estar organizados, por lo tanto, debía existir, para que efectivamente la predicación fuera mundial, una Organización cuya presencia fuese también mundial.


Después de esta aclaración, mencionar que seguramente alguna afirmación anterior en este blog ya no sea válida en mi concepto actual de vida, sin embargo, no los borro por puro valor sentimental. A partir de ahora, dedico este blog a publicar mis aportaciones en otros medios de internet, esperando perpetuarlos aquí, y que sean útiles a otras personas. Gracias.